martes, 13 de mayo de 2014

Dingos en K'Gari



Fraser Island desde el cielo
K'Gari es el nombre aborígen de Fraser Island. Significa "Paraíso" y es la isla de arena más grande del mundo, a unos 200 km al norte de Brisbane, en el estado de Queensland. Es una isla considerada patrimonio de la humanidad por la Unesco. Y es mágica y rarísima: es el único lugar del mundo donde los árboles crecen de la arena; donde hay lagos de agua de lluvia que rejuvenecen 10 años a quién se baña; donde los barcos oxidados son obras de arte, y donde, entre otras cosas, puedes encontrar una autopista en la arena además de ver, si tienes suerte, tiburones, ballenas, tortugas gigantes, delfines, cocodrilos y los famosos dingos!




Las vistas desde el balcón de  la habitación

Si pasamos el sábado en Fraser Island fue porque el jueves subimos a Caloundra, a una hora de Brisbane y donde tienen las oficinas unos investigadores con los que trabajamos. El caso es que el viernes teníamos una reunión en Brisbane, y ya aprovechamos y nos quedamos el fin de semana. El sur de Queensland nos ha gustado bastante. Vale, es un poco como la costa del sol española, pero un poco más asilvestrada y con personajes muy curiosos! En Caloundra dormimos en un hotel con vistas al océano y con jacuzzi. ¡Vaya lujo! Me di cuenta de lo paletillos que somos cuando no dejábamos de repetir: "es la primera vez que tenemos una habitación con jacuzzi". Obviamente nos metimos en el jacuzzi, aunque tuvimos que salirnos pronto porque nos pasamos con la espuma y casi inundamos la habitación. La noche del jueves en Caloundra fue muy agradable, John y Marion, los investigadores, nos invitaron a cenar a un italiano bastante bueno y nos deleitaron con esas historias tan australianas. Por ejemplo, le dice John a Marion, "te acuerdas cuando el tiburón nos quitó los peces que habíamos pescado", y los dos (más su hijo) muertos de la risa, ante nuestra cara de pavor... si es que están hechos de otra pasta

El viernes después de la reunión nos fuimos para Hervey Bay (a unas dos horitas y media de Caloundra) que es de donde salía el ferry para Fraser Island. El hotel era setentero a muerte. Con unas colchas y un moquetón donde existía un universo paralelo. El bar del hotel parecía salido de Cocodrilo Dundee y daba la sensación de que de un momento a otro se iba a liar la marimorena... toda una experiencia. Quizás debería haber sospechado que fuese tan barato...

Y al día siguiente K'Gari o Fraser Island. No tuvimos demasiada suerte con el tiempo, y además se nos estropeó el autobús 4x4 donde íbamos nada más empezar (un retraso de unos 15 minutos), pero a pesar de eso fue muy chulo. Nuestra guía, Jess, tenía sangre aborigen y nos contó un montón de historias y leyendas sobre la isla. Era muy maja. Empezamos recorriendo la 75 Mille Beach (donde se estropeó el coche), una playa inmensa que sirve de "autopista" y aeropuerto. La lluvia había revuelto el mar, y como decía Jess, ahora no era agua sino cerveza, por el color pardusco de algunos trozos.  Llegamos hasta el Maheno, un barco de 1905, que, tras ser comprado por unos japoneses en los años 40 (creo) quedo varado allí. Es fantasmagórico pero bonito.


Mirad que playa (no te puedes bañar) así 75 millas. Es autopista y aeropuerto!

El Maheno, es bonito verdad?


Los Pinacles. No se ve muy bien pero hay millones de colores
También nos llevaron a ver los Pinacles, unas formaciones de arena de muchos colores (dicen que se han identificado más de 400) muy curiosas. El origen de esas formaciones, según los Butchulla, que son los Aborígenes de la isla es el siguiente: La historia sucede en el Dreamtime, cuando se estaban creando las cosas. Vivía en la isla una chica muy hermosa que estaba enamorada del Arco Iris (y el Arco Iris de ella). También vivía un hombre muy malvado que cuando la vió se encaprichó de ella y la secuestró. La trataba como una esclava hasta que un día la chica decidió escaparse. Echó a correr lo más rápido que pudo, pero, por desgracia, el hombre malvado la descubrió. Lleno de rabia, le lanzó su boomerang para atraparla. La chica empezó a gritar y a llorar deseperada mientras veía  como se acercaba el boomerang .. el Arco Iris escucho sus gritos y fue a su rescate interponiéndose en el camino del boomerang, que chocó contra el Arco Iris, haciendo saltar un montón de colores que tiñeron la arena. ¿Es bonita verdad? Lo increíble es que estas historias se han trasmitido por tradición oral durante siglos, si no milenios! Es una cultura fascinante. Da tanta rabia el exterminio que hicimos los europeos... Es una vergüenza. Suerte tenemos de que los aborígenes sean tan pacíficos y buena gente. Si no, esto sería un baño de sangre. Fijaos, por ejemplo, en las tres normas que tienen los Butchulla: 1) Lo que es bueno para la Tierra, va primero; 2) Si tienes, comparte; 3) Si no es tuyo, no lo cojas. Quizás deberíamos seguir el ejemplo.


Bueno, no me pongo seria. Después de los Pinacles volvimos para atrás y vimos el Eli Creek, un riachuelo de agua cristalina donde te puedes bañar...y donde vimos una serpiente! Salí por patas del agua. También vimos Dingos. Está prohibido darles de comer, porque se vuelven agresivos y atacan a la gente. De hecho, en G'Kari siempre había vivido gente, y sólo desde que es parque nacional se han registrado ataques... y, tristemente se les ha de sacrificar, por culpa del hombre. Son muy bonitos, como zorros.
A los dingos los marcan para tenerlos controlados. Ahí estoy, por el Eli Creek, huyendo disimuladamente de la serpiente!

¿¿Os podeis creer que crezcan en la arena??
De ahí nos fuimos a comer, y luego a Central Station y al lago MacKenzie o Boorangoora. Central Station es un bosque tropical, con unos árboles altísimos y frondoso. Parece imposible que nazcan en la arena. Dicen que alrededor de los árboles más grandes viven los espíritus del bosque, unas figuras pequeñitas y blancas que, a veces, se cuelan en las fotos de los turistas...

El lago Boorangoora también es mágico: es un lago de agua de lluvia que no se absorbe por la arena porque hay unas rocas que lo impiden. Esas rocas son las que hacen que tenga colores tan diferentes. El agua es cristalina, y un poquito ácida. Esa acidez impide, por suerte, que vivan serpientes y otros bichos. Así que fue genial meterse en el agua y disfrutar del cielo y la calma. Después del bañito nos obsequiaron con un té y galletas, y ahí se acabó la visita. Yo creo que volveremos a pasar un fin de semana acampando por la isla, para poder ir al Norte, donde hay unas psicinas naturales muy chulas y desde donde, según Jess, se puede ver al gran tiburón blanco. Ah! me muero de ganas de ver a un tiburón (pero lejos, que tampoco quiero ser comida).

Esa cabeza es mía.

 El domingo estuvimos por Brisbane. Es una ciudad muy mona. Como un Londres pequeñito, con su río que parte en dos la ciudad, y los edificios altos. Es más tranquila y limpia que Sydney. No hicimos nada especial, sólo pasear por la orilla sur del río. Tienen una playa artificial y un templo nepalí! Nos gustó bastante el paseo, y ver como los niños "asilvestrados" jugaban en los árboles. La gente de Australia vive mucho en la calle. Les encanta hacer picnics, los mercados al aire libre o simplemente pasear por los parques que tienen. Es muy agradable.

Este es el río Brisbane, que divide Brisbane en dos. También hay una noria, como en el London Eye.

En Brisbane hay muchas esculturas por la calle. Arriba a la derecha el Ayuntamiento. Abajo, la playa urbana.
 
Cuando pasas por aqui, puede oir a las ballenas
Una cosa curiosa de Brisbane es el Whale Mall. Es un pasillo entre el museo de la ciencia y el museo de arte (creo). El caso es que hay unas ballenas a tamaño natural colgadas del techo. Lo bonito es que han grabado sonidos naturales de las ballenas, y mientras pasas por la galería los vas escuchando. Era hipnótico. Nos encantó.  Otra cosa divertida es que en Brisbane las cajas donde están los cables de las señales de tráfico (no se como explicarlo) están pintadas con graffitis. Hay de todo: desde reproducciones de Matisse, hasta cosas super frikis. A mi me gustó mucho. Era divertido ir paseando y encontrarse los graffities. La verdad es que ha sido un fin de semana intenso. Así estamos ahora, reventados. Y estas dos semanas que vienen tenemos mucho trabajo. Pero no nos arrepentimos, es tan chulo poder conocer cosas nuevas! Qué ganas de seguir viajando por estas tierras.


Cuando llegamos a casa el domingo nos esperaba otra sorpresa: Jordi había sido elegido Voluntario de la Semana porque es el que más cosas hace: vigila, encuesta a las personas, sale de extra en vi deos de artistas y cuando le piden más cosas dice que sí con una gran sonrisa en su cara (palabras textuales de la coordinadora de voluntarios, bueno, textuales-traducidas) así da gusto. No veáis lo contento que está! ¡Qué alegría da que reconozcan el esfuerzo!

¡Hasta la semana que viene!
¡Que envidia ser pequeño y poder colgarse de las lianas y subirse a los árboles!










2 comentarios:

  1. Que pasada!!! La luz tan extraordinaria....como define las figuras.... bueno mejo dicho.HD. Son fotografias q parecen retocadas,,,postales. de cualquier rincon...Verdaderamente es un pais magnifico.Disfrutarlo!!

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  2. No.es de extrañar q se vea una luz extraordinaria......esta el Sol.

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